Yo es que paso de la política, ¿sabe?

En un mundo en el que la política parece estar en todas partes, inundándonos con información, opiniones y debates, cada vez se escucha más aquella famosa frase “”. Este mantra, pronunciado por quienes han decidido tomar distancia de las discusiones y controversias políticas, dibuja en aquellos que lo practican la imagen del indeciso, el desinteresado y, en ocasiones, el apático. Pero, ¿qué hay detrás de estas palabras? ¿Son un reflejo genuino de indiferencia o quizás una forma de protegerse en tiempos de polarización y desconcierto? Acompáñanos en este artículo mientras exploramos el universo de aquellos que pasan de la política y tratamos de entender las razones detrás de su elección y las consecuencias de esta postura en la sociedad contemporánea.

I. Encuentros con la apatía política: el origen de “”

En la sociedad actual, nos encontramos con una alta tasa de apatía política, un fenómeno que, aunque no es nuevo, no deja de sorprendernos. Vemos a diario cómo muchas personas repiten sin cesar la frase que da origen al título: ““. Algunas de las razones que podríamos atribuir a este comportamiento son:

  • Una desconfianza generalizada hacia las instituciones y representantes políticos.
  • El cansancio y hartazgo producto de la corrupción y malas prácticas en la política.
  • La creencia de que las decisiones políticas no tienen un impacto real en la vida cotidiana de las personas.
  • Una falta de información y educación adecuada en cuanto a temas políticos y cómo éstos afectan a la ciudadanía.

Parecería que en muchas ocasiones, esta apatía toma la forma de una autodefensa. Sin embargo, el silencio y la indiferencia también tienen su propia responsabilidad en el estancamiento político y la perpetuación de las problemáticas sociales. Bajo esta lógica, vale la pena preguntarnos:

  • ¿A qué se debe la renuncia de la participación política como herramienta de cambio?
  • ¿Cuáles han sido las consecuencias de esta apatía en el escenario político actual?
  • ¿Qué podríamos hacer como sociedad para recuperar la confianza en nuestras instituciones y en la política como manifestación de nuestra propia voz?

Contemplar estos puntos nos invita a reflexionar sobre cómo abordar la apatía política, y evaluar si realmente es posible seguir “pasando” de la política en un contexto donde las consecuencias de esta decisión quedan cada vez más a la vista.

II. Desentrañando el fenómeno: razones y consecuencias de alejarse de la política

El alejamiento de la política es un fenómeno multifacético que no puede ser explicado mediante una sola razón. Sin embargo, hay ciertos factores que parecen encabezar la lista de causas detrás de este fenómeno. Entre ellos destacamos:

  • Miedo al compromiso: muchas personas asocian la participación política con la burocracia y la lucha por el poder, lo que puede generar desconfianza e incluso temor en algunos casos.
  • Falta de conocimientos: la política puede ser un tema complicado que requiere tiempo y dedicación para entenderlo en su totalidad. Muchos individuos no están dispuestos o no se sienten capacitados para adentrarse en este mundo.
  • Desilusión y desconexión: la creciente percepción de corrupción y la impotencia ante la incapacidad de los líderes y partidos políticos para resolver los problemas de la sociedad, generan en algunos casos una actitud de resignación y distanciamiento de la política.

En cuanto a las consecuencias, el alejamiento de la política puede tener efectos negativos tanto a nivel individual como colectivo. Algunos de estos efectos incluyen:

  • Desinterés en asuntos públicos: si una persona se aleja de la política, es probable que deje de preocuparse por temas comunitarios y sociales, disminuyendo su participación en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
  • Disminución de la responsabilidad cívica: aquellos que se distancian de la política pueden tender a infravalorar la importancia de sus acciones y decisiones como ciudadanos, así como tener menor interés en el ejercicio de sus derechos y deberes.
  • Vulnerabilidad a la manipulación: la falta de conocimientos y compromiso político puede llevar a las personas a ser fácilmente influenciables por discursos populistas o demagógicos que buscan promover la división y el odio.

III. La voz de los protagonistas: testimonios de quienes esquivan el debate político

En el contexto actual, hay quienes simplemente evitan sumergirse en las agitadas aguas del debate político. ¿Pero cómo enfrentan el aluvión de información y opiniones que llegan a nuestras vidas a través de las redes sociales y medios de comunicación? Algunos protagonistas nos cuentan sus tácticas para esquivar la discusión política en su día a día, no solo por su bienestar emocional sino también como una forma de resistencia frente a la polarización y la intolerancia.

  • Martina, estudiante universitaria, 22 años: “Me desactivé de las redes sociales hace un par de meses, especialmente Twitter y Facebook. No soportaba más la agresión constante y el pesimismo. A veces, me siento un poco aislada, pero también es una liberación enorme. Ahora me informo solo a través de algunos medios digitales que sé que tienen una línea editorial menos editorializada, por decirlo de alguna manera”.
  • Ricardo, empleado administrativo, 38 años: “Dejé de hablar de política con mi familia, para evitar discusiones en reuniones y comidas. Al principio no fue fácil, pero ahora todos sabemos que esos temas están fuera de la mesa. Nos evitamos muchos dolores de cabeza”.
  • Carolina, dueña de casa, 47 años: “Lo que hice fue callarme la boca en mi lugar de trabajo. No vale la pena enfrentarse con compañeros y jefes por diferencias políticas; al final, todos tenemos que seguir trabajando juntos. Aunque por dentro a veces hierva de rabia, me tomo una infusión y pienso en otras cosas”.
  • Luis, periodista, 30 años: “Decidí practicar una especie de ‘dieta informativa': solo me informo al principio de la mañana y luego apago la radio y no uso el celular hasta la noche. Creo que es fundamental cuidar nuestra salud mental en este contexto tan agobiante”.

Si bien esquivar el debate político puede ser una estrategia útil en ciertas situaciones, también es necesario recordar que la participación ciudadana y el intercambio de ideas son fundamentales para el funcionamiento de la democracia en una sociedad en donde no se trata solamente de evitar tensiones, sino también de compartir panoramas y puntos de vista distintos que enriquezcan nuestro entendimiento colectivo y nos permitan avanzar hacia un país más inclusivo y equitativo.

Preguntas más frecuentes

P: ¿Qué significa la frase “”?

R: Esta frase se utiliza cuando alguien quiere expresar que no está interesado en discutir temas políticos o que, en general, no se involucra en los asuntos políticos y sus discusiones.

P: ¿Es una actitud común en la sociedad actual?

R: Sí, es una actitud que se encuentra en muchas personas, sobre todo en aquellas que sienten descontento o desencanto con los políticos y las instituciones gubernamentales

P: ¿Esta actitud puede traer consecuencias a nivel político?

R: Sí, si un gran número de personas se desentiende de la política, puede llevar a la falta de participación en procesos democráticos, como votar en elecciones, lo que puede tener un impacto negativo en la calidad y efectividad de los gobiernos.

P: ¿Cuál es una posible razón detrás de esta relajada actitud hacia la política?

R: Puede ser resultado de la percepción de que los políticos y las instituciones gubernamentales no representan sus intereses o no satisfacen sus demandas. También puede deberse a la desconfianza en el sistema debido a casos de corrupción, por ejemplo.

P: ¿Cómo puede afectar esto a las generaciones más jóvenes?

R: Si los jóvenes adoptan esta actitud, es posible que no se involucren con la política o entiendan cómo funciona, lo que puede llevar a una menor participación en la vida democrática en un futuro.

P: ¿Qué se puede hacer para generar interés y compromiso hacia la política?

R: La educación y la difusión de información sobre el funcionamiento del sistema político, así como fomentar la participación ciudadana en asuntos de interés general, son algunas medidas que podrían ayudar a mantener a la población involucrada en política.

P: ¿Puede haber cambios en el sistema político que ayuden a revertir esta actitud?

R: Sí, medidas como la transparencia en la gestión pública, el compromiso por parte de los políticos hacia sus electores y una mayor apertura a la participación ciudadana en el proceso de toma de decisiones pueden mejorar la confianza en el sistema político y, por lo tanto, cambiar esta actitud.

Y así, mientras algunos eligen indiferencia y otros, fervor, la política sigue su curso, como una corriente incesante que arrastra a todos en su caudal. La frase “” se convierte en un lema que resuena en los labios de aquellos que prefieren no sumergirse en ese torrente, símbolo de un desencanto profundo y un distanciamiento voluntario.

No obstante, el final de este recorrido de ideas y reflexiones nos deja con una inquietud inevitable: ¿reencontrarse en el camino de la política no sería, acaso, una responsabilidad compartida? Después de todo, en ese oleaje caprichoso e impredecible, también hay lugar para pequeñas luces de esperanza y transformación. Y aunque algunos prefieran apartarse, tal vez lo que necesitamos son más miradas críticas, más voces dispuestas a construir puentes y no muros, en una búsqueda común por ese ansiado horizonte de justicia, paz y bienestar. Porque, al fin y al cabo, la política no nos pasa de largo, la política también nos vive y nos forma en cada aliento de nuestra existencia.

Entonces, mientras unas manos indiferentes lanzan al aire ese pesar de “”, otras manos se tienden, se unen y se preguntan: ¿qué podemos hacer? ¿Cómo podemos reinventar ese espacio común en el que todos coincidimos, a veces sin quererlo o sin saberlo? Hay tanto por descubrir y construir juntos, en ese umbral en el que la política vuelve a ser un espejo de nuestro presente y un reflejo de nuestras aspiraciones, para que no haya más razón para decir “Yo es que paso de la política”. Porque de eso se trata, de no pasar, de no dejar de soñar y de creer en el poder transformador que llevamos dentro.

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